jueves, 7 de agosto de 2008

necesidades académicas

sangre
succión, solo unas gotas más
el coulter,
el ionograma,
papelitos firmados y sellados,
y el título habilitante
y qué se quiere más que eso
que no se sabe para qué se quiere
pero se quiere con fuerza
y posterga todo lo otro
hasta el cansancio
o hartazgo
a pesar de lo alienante
y saberlo absurdo
porque cómo
cómo puede ser que perder el tiempo de esa manera
valores trastocados del tiempo
pérdida y ganancia,
cada maestro con su librito
o mejor dicho
con su relojito
con sus propios tiempos
sus propias ganas postergadas
en mayor o menor medida
sangre corriendo por las páginas
torrentes de tinta roja
titilando como estrellas agonizantes
cada vez más brillantes hasta la ceguera
hasta cerrar los ojos y por fin dormir
mandar todo al carajo y dormir nueve meses seguidos
meterse abajo de la frazada
pero después despertarse y verse a unx mismo en el espejo de la culpa
darse una ducha
de sangre
y despertarse del todo
y perder el tiempo -o ganarlo-
y convencerse
pero siempre en el fondo
la duda
sabiendose unx en el medio de un torbellino
incapaz de mandar todo al carajo
pero tampoco pudiendo meterse de lleno en el mar de papel
tampoco pudiendo dejar
de lado las contradicciones
propias impropias aparentes seguras metamorfósicas
de edificios viejos cuna de los sabios
que ahora no son tales solo fachos socialistas indiferentes zurdos de mierda
y nadie sabe sus méritos cuáles fueron
-académicamente-
sino su postura frente a perón y la santa iglesia católica
ejemplar o deleznable según quién mire
pero nunca los libros escritos
nunca separar los tantos
nunca
salvo cuando hay que convencerse
para qué tanta calculadora
o libros resaltados, es lo mismo
para qué si al final no vale nada
o mejor dicho cómo, en el medio de tanto feliz idiota
y ahí, justo ahí la convicción
porque quévasahacerdetuvidasino
y además no seas injustx, te interesa
aunque no sé si tanto, de esa manera
y con tanta presión
(presión por volumen es igual n por R por T)
y tanto tiempo perdido/ganado
todo por un papel sellado
con sangre
digo
con tinta

miércoles, 6 de agosto de 2008

reacción de una (no) acción

rayuelas, cronopios, famas
dieguitos y mafaldas
sos como un sabina cobarde
sos como cortázar con una duda epistemológica
más allá de cualquier escapatoria
laberinto de hojas secas,
la ira de mis muslos
mis piernas sin depilar
-decíte libre, sé que es mentira-
tu boca huele a vino tinto

es que los amores cobardes
no son amores,
se sabe
aunque no estoy segura
porque silvio no debe estar en tu repertorio
lo tuyo no es lo absoluto
lo tuyo es tan mediocremente punto medio
el intelectual bananero
es como julio sin manuel
es como no haber leído nunca a paco urondo

y como el tiempo destruye el recuerdo
y la memoria es selectiva
y las manos escriben solo los poemas que las ganas vomitan
y estas ganas ya no existen
(solo, tal vez, un poco de tristeza
-de todas las estrofas que perdi(mos)-)


entonces las historias se vuelven ceniza
gris
gris punto medio, ni negro ni blanco
y así nos volvemos siempre la metáfora muerta
el deseo del no deseo
la golondrina de papel
los muros de cimientos endebles
y tu boca con olor a vino tinto berreta
y mi boca dentro de otra boca dentro de un mundo paralelo
en el que ya no hay cabida
para ninguno de tus yoes
o superyoes
o infrayoes
ni nada de eso

solo espacio
y cada vez más espacio
para el mundo creciente
estrellado
lleno de magia
y de sábanas encontradas
acción de llevar a la realidad
lo soñado
creación de universos cada vez más hermosos
sin dudas
ni mareos, ni vino tinto avinagrado